En la mañana caminaba por la Rua Augusta, la calle que desemboca al primer puerto comercial de Lisboa. Llegué al mar, metí mis patas, tomé una cerveza. Unos niños a un lado intentaban pescar sardinas sin mucho éxito y un chico portugués cantaba "the timeees they areee chaaangin'" de Bob Dylan. Buen soundtrack para el momento.
Mi intención antes de salir de viaje era que en algún momento iba a sentarme en el pasto, ver el mar y con un puño en la barbilla pensaría "ahora sí, Memo, haz un plan de vida para los siguientes años porque ya te estás poniendo viejo". Nunca pasó. En vez de eso los ojos se me llenaron de calles hermosas, de gente amable. Los días se me fueron entre tragos servidos en mesas viejas, de cielos estrellados y de cosas que jamás imaginé ver. De torres, de relojes, de paseos bajo la lluvia. De piernas cansadas que no daban para más, de pinturas, de arte y de mucho cariño.
Pero también viví cosas feas aunque ninguna directamente hacia mí: discriminación, altivez, odio. Racismo. Pobreza y vidas sin mucha esperanza.
Sin embargo, las cosas buenas superaron por mucho a las malas. Los viajes ilustran y creo que ya sé para dónde debo ir, aunque la idea fue madurando con el viaje. No es algo que llegó de golpe.
Prepararé mi regreso en algunas horas. Prometo hacer upgrade a todos los posts anteriores con muchas fotos y aumentar algunas cosas. Muchas gracias a los que pasaron por este blog y me acompañaron estos días.
Viva México, chingá.
¡Feliz regreso a casa Memo!
ResponderEliminarBienvenido a casa Memo
ResponderEliminarfui sola a la playa con la misma idea que tu de organizar mi vida y tampoco pensé en nada hahaha
ResponderEliminarque tengas buen viaje de regreso :)
¡Que envidia Memote!
ResponderEliminarFeliz regreso a casa!, muy buenas anécdotas las q has vivido y nos has contado! :)
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