Entender al norte



A El Fuerte se llega en camión: los "Azules" como todos los conocen. Se entra por la Obregón, que es la avenida principal y que te deja a una calle del mercado. Las calles son polvorientas, con algunos perros vagando por ahí y que se echan en la sombra.

A las 3 de la tarde no hay nadie en las calles. Es imposible, pues el calor está a todo lo que da.

Bajo del camión en este viaje cuasi Rulfiano para tratar de entender al norte, esta parte de México que es desconocida para los chilangos, y para buscar el origen de algunos asuntos personales. Traigo mi mochila en el hombro y pido una habitación en un hotel del centro. Me atiende una chiquilla:

- Son 500 de la habitación, pero se la dejo en 300 con desayuno incluido
- Está bien
- No tenemos clientes, así que avísenos cuando quiera desayunar
- Está bien, solo pediré café y jugo
- Tenemos machaca
- No, gracias

Dejo mis cosas en la habitación y prendo el cooler. Por unos momentos el cuarto se llena de un delicioso frío. Salgo y el calor me pega de lleno. Veo un viejo termómetro en la pared: 39 grados.

Camino media calle y me meto a un bar. Los lugareños me ven con desconfianza. Me acerco a la barra y pido una cheve "¿Qué tiene?" "Tecate roja y azul" "Deme una azul".

Apenas le echo un trago y un hombre viejo sin dientes y que huele a salitre, se me acerca: "Todos somos iguales", me dice. "" "Invítame una caguama"

- Te invito una de la que estoy tomando -contesto
- Juega

El viejo me dice que es de Choix. Lleva dos días sin comer porque no tiene dinero y lo que gana se lo gasta en cervezas. "Cultivo mota, allá en la sierra", me dice. "Tenemos que hacer lo que tenemos que hacer", le digo. "Eeeeeei", contesta y se lleva su cheve.

***

Hay mujeres en el bar. Se dejan tocar y que los hombres, con sombrero y camisa abierta, las sienten en sus piernas. Una mujer de 40 años me dice que qué hago ahí.

- Nada, estoy tomando
- ¿Quieres divertirte?
- No
- ¿Dónde te estás quedando?

La veo y pienso que en la Ciudad de México sería muy admirada. Es bonita, de ojos grandes y cansados. Pero en El Fuerte, va en decadencia: las mujeres aquí se embarazan a los 15 y a los 18 ya tienen dos hijos.

- No busco nada, nomás estoy tomando -le digo
- A la verga ¿te estoy molestando?

Un tipo de gorra y barba canosa nos ve desde lejos y se acerca decidido. Agarra a la chica del brazo y la avienta: "A la verga, órale, deja tomar a mi amigo". Le digo que no hay problema, que nomás estamos platicando. Me ve enojado y en seguida ve a la mujer "Órale, a la verga", le dice.

- No estaba haciendo nada -le digo
- Cuando mande a alguien a la verga, deja que la mande a la verga, esa mujer es muy enfadosa

Es en ese momento cuando entiendo que cuestioné su autoridad como sacaborrachos. Pido tres cheves más y le dejo veinte pesos de propina. Dejar propina es algo que nadie hace aquí. El de la gorra se despide agradecido.


Comentarios

  1. Gracias por regalarnos tus anécdotas Memo, un día quiero recorrer el mundo de esa manera en la que tú lo haces. Espero tomarnos una cheve algún día (:

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