Después de unos años regresé a Tijuana, ciudad bonita, en la que me siento tan a gusto, ¿por qué será? Esta vez como escritor invitado por la Feria del Libro. Y, a diferencia de la vez pasada, mi querida Eréndira V fue la que me llevó por todos esos rinconcitos de Tj. Como son muchos, haré varias estampas tijuanenses para contarlo.
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1
Cerveza artesanal
En el quinto piso de un edificio que está junto a un estacionamiento caótico, hay un lugarcito muy bonito que se llama Norte Brewery y que vende una cerveza artesanal riquísima. Si bien en la Ciudad de México puedes encontrar cerveza artesanal en casi cualquier Oxxo y en los supermercados, acá te la sirven directa del barril, a buen precio y fría como el corazón de tu ex.
Entré a un Calimax, que es la cadena más grande de supermercados de allá, y tenían como 50 variedades diferentes de cerveza artesanal del norte. Y pensar que acá me emociono cuando encuentro Victorias.
La cerveza artesanal es tan buena, que construyen pequeños parques de Food Trucks alrededor de ellas. Por ejemplo, este que se llama Telefónica:
¿Que no te gusta la cerveza artesanal? Seguramente es porque has probado pura fea. Acá cada lugar tiene como 10 variedades distintas (¡o más!). Mi favorita es de una marca que se llama Juan Cordero. Y no te dan chicharrones de harina: te dan pretzels para acompañarla, uts qué fino.
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2
Lomas Taurinas
Todos sabemos que Lomas Taurinas es el lugar donde mataron a Colosio. Está muy cerca del aeropuerto y es una colonia adentro de una cañada, por lo que para llegar a ella hay que bajar calles muy empinadas. Lo primero que te preguntas es "¿Por qué metieron aquí al candidato?". Nunca lo sabremos. Es una colonia urbanizada, pero de clase social baja, con muchos perritos callejeros por ahí que mueven la cola cuando les hablas.
Justo en el lugar donde le dieron a Luis Donaldo, levantaron una estatua en su honor.
Hay mucha gente que está sentada en la placita, esperando no sabemos qué. Junto a ella había un pequeño tianguis de no más de 20 puestos, una cancha de basquetbol, una escuela y un pequeño centro que se llama Diana Laura. En el momento en el que fui también había otras personas tomándose fotos, subiéndose a la estatua y haciendo la selfie. Si lo piensan, ir a un lugar tan trágico es un poco creepy, pero pues así es México.
Para salir de ahí puedes rodear y te saca a unas calles que no están tan feas.
Digamos que la foto de arriba es la calle principal, por donde se armó todo el mitote en 1994. No se siente que te vayan a asaltar, es una colonia más o menos tranquila (aunque había unos cholos que se veían malencarados ja ja ja).
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3
Mi Pueblito
Como alguna vez lo conté, el centro de la ciudad donde está la mera fiesta, es la avenida Revolución. La Revo, pa los cuates. Ahí puedes encontrar artesanías, bares hipsters, cantinas de antaño, hoteles, soldados, gringos, turistas, norteños y todo el ecosistema tijuanense. Me encanta.
Uno de estos lugares, junto a un bar de cerveza artesanal, se llama "Mi pueblito". No das tres pesos por él. Es una entrada oscura oscura con un letrero en la entrada que dice:
"Prohibido el consumo de drogas y estupefacientes" (ay ajá)
Pero atrás de eso, hay un gran patio que se ve que era, en algún momento, una fábrica o una bodega. Es espantoso como él solo. Las sillas están rotas, las mesas son de madera apolillada, lleno de grafitis, arañas y telarañas. Espantoso, les digo.
Huele a mariguana por todos lados. Como está lleno de rinconcitos, no sé cuánta gente había ahí. A veces la señora de la barra pasa y barre un poco (pfffft), mientras a dos metros un chico saca un sobrecito de polvo, para venderlo. Es de notar que a menos de 50 metros, saliendo, hay patrullas.
¿Por qué mágico hechizo dejan que este lugar esté lleno de pachecotes o cocos? No lo sé. Chicos elegantes, gente bien, otros menos bien, otros más bien feos, otros que espantan entran aquí. Yo, con mi cuaguamón. Nadie me molestó, nadie me miró siquiera. Nadie te dice nada. NADIE. Lo cual es de agradecer. Entró un señor vendiendo chicharrones como Pedro por su casa.
Mi Pueblito se convirtió en uno de los lugares donde tengo que regresar un día. Ojalá nunca cierre.
Memo, ¿acaso no fuiste a la comida china?
ResponderEliminarel conoce la original, no creo que tenga mucho chiste para el
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